Menú

Cuéntame un cuento


En la casa de los Gnomos, donde  habitan todos los personajes de los cuentos, la Magadalena nos va dejando  cuentos e historias para que te las lean o tu las puedas ver o   leer.


La Sobrina de la Maga nos cuenta este simpático cuento


ISABEL Y SU ABUELO EN EL ESPACIO
             

¡Hola!, Soy Isabel, tengo 8 años y tengo tres amigos, Alejandro, Javier Pérez y Javier González.

Íbamos caminando, cuando dije a mi amigos:

Podíamos hacer una nave espacial.

¿Y, con qué materiales? Preguntó Javier Pérez.

Pues, con los que tiene su abuelo Alfonso, respondió Alejandro.

Pues nos vamos a mi casa, dije.

Vale, dijeron todos.

Por fin llegamos a mi casa y con los materiales viejos de mi abuelo, y su ayuda, construimos la nave, muy güay, de forma hexagonal, y le pusimos unas luces de colores intermitentes, y parecía una verdadera nave extraterrestre y, por fin, nuestro deseo se vió hecho realidad.

Llegó el día de despegar, nos subimos los cinco a la nave y todos nuestros amigos fueron a despedirnos y lanzaron cohetes y tracas en nuestro honor.

Finalmente, los motores se pusieron en marcha y despegamos en medio de un gran júbilo, nuestro y de todos los asistentes al acontecimiento.

Navegamos por el espacio durante varios días y cuando creímos que habíamos llegado a Marte aterrizamos.

Nuestra sorpresa fue cuando al abrir la compuerta para salir, vimos que habíamos caído en medio de un pueblo de indígenas caníbales que danzaban alrededor de la nave y ninguno sabía de que se trataba aquella fiesta, hasta que uno de ellos dijo: jamás jamará jamón, ni jamás lo jamaste, por lo tanto os jalaremos a unos y a los otros antes, y vimos que tenían una gran olla de unos 2 metros de alta, y no hacían nada más que ponerle fuego.

Cuando bajamos nos metieron en la olla y ya estabamos perdidos, pero de milagro, llegaron unos seres diminutos que resultaron ser unos marcianos con unas antenas brillantes y su nave era hexagonal y multicolor y, con una especie de gancho, nos rescataron de la olla.

Muchas gracias, dijo mi abuelo Alfonso, cuando ya estabamos en la nave.

Guasa Malaisiu, dijo el extraterrestre, que significaba de nada; Sabéis como lo sabía, pues porque llevaba mi diccionario de Marte que me lo compré en una tienda que había en el espacio, para entenderme con ellos.

En su propia nave nos llevaron a su planeta llamado Marte o Planeta Rojo, y nos mostraron su entorno y su medio de vida, y quedamos asombrados de las maravillas que vimos.

Y nosotros les enseñamos a hablar como nosotros.

Yo les pregunté:

Sabéis algún chiste.

Sí, me respondió Xorick, que era el marciano más joven y gracioso.

Su hermano Xerick era muy testarudo ya que sus padres habían muerto y vivían con su tía Buleva.

Xorick me contó un chiste así:

Sabéis en que se parecen un toro y un marciano.

¿En qué?, preguntó Javi Pérez.

  En que tienen cuernos, JeJeJiJiJoJoJuJuJaJa.

Cuando volvíamos a casa en la nave se metió un marciano.

Y nos hicimos ricos cuando vieron al extraterrestre Xorick.

Y colorín colorado el cuento se ha acabado y colorín colorete por la chimenea sale un cohete.

                                                                FIN